Local

A todo lo que da el Canal de la Basura (Galería)

La calle Jesús García presenta gran cúmulo de desperdicios dispersos

Francisco Cisneros

domingo, 22 enero 2023 | 10:58

En múltiples ocasiones se ha mencionado que la ciudad más limpia no es la que se barre más, sino la que se ensucia menos, no obstante, la cultura de muchos parralenses no simpatiza mucho con esa frase que se queda muy alejada de la realidad.

Una serie de factores contribuyen a que en pleno centro neurálgico de la ciudad como lo es la calle Jesús García otrora conocida como “EL CANAL”, se pueda apreciar una gran cantidad de basura que, con la ayuda de las fuertes rachas de viento pulula por todas partes.

Algunos comerciantes del sector atribuyen el caso a la impuntual recolección de los desperdicios, mientras que la autoridad señala que existen horarios establecidos para ello, y además, la presencia de indigentes que escudriñan en los depósitos y los perros callejeros se suma al caso en mención.

Mientras tanto, la calle luce tapizada de desperdicios de todo tipos, inclusive pueden apreciarse desde cajas de cartón, empaques de golosinas, papel higiénico usado, tapas y envases de refresco e incluso hasta cubre bocas usados.

En la calle Jesús García existen varios puestos establecidos y ambulantes de alimentos, por lo que la contaminación por basura significa un riesgo latente para la salud si se toma en cuenta tan solo este aspecto.

Amén de que la imagen que se brinda en un paso obligado para el turismo que pretende conocer las instalaciones de uno de los íconos de la ciudad como lo es Mina La Prieta, es simplemente deplorable y hasta vergonzosa.

De poco o de nada sirven las políticas previamente establecidas por el gobierno municipal y sector comercio en aras de mantener limpia la ciudad, si los factores antes mencionados echan por tierra las buenas intenciones y dejan a la luz la sucia realidad.

Lamentablemente, lograr una ciudad limpia no es cuestión de dependencias o gobiernos, depende en gran manera de nuestra actitud como ciudadanos y debe ser, por tanto, una obligación cívica que todos debemos asumir.

O tal vez como suele pasar, deberán emprenderse campañas intensivas que sancionen nuestra conducta ya que, está probado que una vez que se nos llega al bolsillo, tomamos conciencia y nos volvemos más responsables.